Manual básico de identidad
¿Cuáles son las claves para construir nuestra identidad?
Somos unidades individuales que interactuamos de forma colectiva. ¿Somos únicos? Si, pero de qué nos sirve ser únicos como entidad si vivimos en comunidades y éstas se caracterizan por la dinámica de grupos. No somos islas, somos seres sociales por naturaleza y eso implica que nos comunicamos de manera innata.
En la dinámica de las relación con los demás podemos imaginar que vivimos continuamente abriendo y cerrando puertas. De puertas para adentro, somos el yo. De puertas para afuera son los otros. Esta circunstancia marca nuestra manera de actuar y comunicarnos.
En psicología cognitiva existe un concepto llamado la Ventana de Johari a partir del cuál se explica el proceso de interacción entre nosotros mismos y los demás. Imagina que eres una casa con cuatro habitaciones:
• Área libre: es el conocimiento que tú y los otros tienen sobre tí mismo a través de tus conductas y palabras. Es la parte que queremos mostrar conscientemente.
• Área oculta: conocimiento que tú tienes de tí mismo pero no quieres exponer a los demás y permanece oculto. Decidimos que esta información es secreta y la ocultamos deliberadamente a los otros.
• Área ciega: conocimiento que los otros tienen de tí pero no te dicen. Cuando nos comunicamos estamos emitiendo información al exterior y muchas veces no somos conscientes de qué es lo que los demás perciben y que nosotros ignoramos.
• Área desconocida: parte del inconsciente que desconocen los demás y nosotros mismos. Todos tenemos un potencial que está por descubrir y con el tiempo y las experiencias personales emergen conocimientos que antes no teníamos.
Construyendo una identidad
A medida que vamos adquiriendo aprendizajes y feedback del exterior el conocimiento de nosotros mismos aumenta, se retroalimenta y nuestro control de la información es mayor.
Si por el contrario no compartimos información con los otros y no comunicamos aspectos esenciales de nuestra personalidad, nos cerramos puertas y oportunidades de mejora. La comunicación no fluye y el aprendizaje está estancado. No evolucionamos. Quizás acabemos teniendo una grave crisis de identidad.
Por otro lado si emitimos mensajes falsos de nosotros mismos el resultado será contraproducente. Las percepciones que las personas tendrán de nosotros estarán distorsionadas y es imposible que la comunicación sea efectiva. Conclusión: mentirse a sí mismos es bastante absurdo.
Cuanto más amplia es el área abierta más armónicamente vivimos en sociedad, ya que implica que nos mostramos tal como somos y no vivimos ocultando segmentos de nuestra personalidad. De esta manera la comunicación es más transparente y por lo tanto la percepción que los demás tienen de nosotros es más real y verdadera. Los cimientos sobre los que hemos construido nuestra identidad son fuertes y la imagen que proyectamos hacia el exterior es nítida.
De la misma manera que construimos nuestra identidad offline podemos crear una identidad online propia o de nuestra marca, teniendo en cuenta estas cuatro áreas del proceso comunicativo. Hablaremos de identidad digital más detalladamente en próximos post.
Matherea
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